En la reunión con el diputado Sereno, el segundo cacique de la comunidad mbya de Montecarlo, Bernardino Silva, recordó que hace 23 años viven en ese lugar, y los problemas son recurrentes: las casas necesitan reparación, los pozos perforados no funcionan, el aula satélite de la escuela requiere refacciones y mobiliarios, sin que haya soluciones integrales a los problemas de fondo.
Liliana Silva, integrante de Arroyo Isla, cuestionó que en más de 20 años, todo lo que tuvo la comunidad «fueron parches», y a medida que pasa el tiempo, se ven las consecuencias.
«Necesitamos un tanque de agua, mangueras para que el acceso al agua sana llegue a todas las casas. El arroyo se secó y el pozo también. La gurisada no tiene ropas, zapatillas ni elementos para la escuela, por eso pedimos al diputado Sereno que nos ayude en las gestiones», indicó la mujer que cursa un embarazo avanzado.
Rubén Báez, creció en la aldea y en coincidencia con el resto, sostuvo que además de agua potable, viviendas y escuela en condiciones, es prioritario arreglar los caminos para salir y entrar porque se les complica cuando deben llegar hasta el pueblo.
«Creemos que los gobernantes no se ocupan de nuestras familias porque vivimos lejos de todo y en medio del monte. Algunos no saben que existimos. El Gobierno sólo asiste a las comunidades que están cerca de la ruta, las que se ven, y eso es injusto porque somos parte de los misioneros que viven en la provincia», se quejó Báez.
Proyectos legislativos para ayudar a resolver problemas
El diputado de TTT detalló los problemas a resolver en la comunidad Arroyo Isla y sobre los que presentó proyectos legislativos. El camino es inaccesible, no pueden llegar móviles ni ambulancias y ante una urgencia o la necesidad de salir, la única manera es a pie o en una 4×4 en el mejor de los casos.
Las viviendas y la escuela construidas con maderas en 1998 se están cayendo, y a pesar de las notas emitidas solicitando mejoras, no hay respuestas.
En la escuela los bancos y sillas son insuficientes para los 19 niños y niñas que concurren a ella. El único acceso al agua potable de la aldea era un pozo perforado, el grupo electrógeno que tenían, luego de varias reparaciones quedó varado, y no se pudo reparar. En Arroyo Isla cuentan con paneles solares desde hace una década, pero ya cambiaron varias baterías y el conversor cumplió su vida útil.
«Es evidente el abandono que sufren las familias, y son cuestiones que se podrían resolver con decisiones políticas e inversiones mínimas como un grupo electrógeno y un conversor. Así como la reparación de viviendas y la escuela, bancos para la gurisada y con caminos en condiciones podrían vivir mejor. Los gobiernos provincial y municipal deben entender que las comunidades guaraníes no son un atractivo turístico, sino nuestra historia viva, parte esencial del cuidado de la selva misionera», manifestó el legislador, que espera que las soluciones lleguen para cubrir todas las necesidades de estas familias.