
El hombre que hizo felices con sus gambetas, desbordes, asistencias y goles a muchos hinchas, primero de Vélez, luego de Independiente, en especial de Argentinos Juniors, pero también de Unión de Santa Fe, de San Lorenzo y en el final de su carrera a los de Universidad de Chile, no quería jugar al fútbol. Su sueño era ser piloto de Fórmula 1. El padre lo apoyaba, pero una vez se pegó un palo con un karting y la madre puso el grito en el cielo. Allí finalizó la carrera de José Antonio Castro en el automovilismo. Nació el Pepe Castro futbolista, que además en los potreros de donde hoy está el Hospital Santojanni, ahí en el límite entre Liniers y Mataderos, la rompía.
Un día fue a acompañar a un chico del barrio a probarse a River. El amigo le hizo publicidad, lo probaron y quedó. Estuvo un tiempo jugando amistosos pero le quedaba lejos el viaje y no fue más. Siguió en las canchitas del barrio, en el patio del Instituto San José. Lo vio gente vinculada a Vélez y, tras una prueba, lo ficharon. Llegó con edad de Quinta División y el ascenso a Primera fue meteórico. Jugar con público, todo un desafío, le generó la adrenalina necesaria para seguir. Ya había empezado a estudiar Derecho, pero la pelota les ganó a los libros, aunque, advierte: “Me iban bien en la UBA y tengo aprobadas como 12 materias”.
Cuando entra a la redacción de Clarín, Pepe Castro la ve bastante cambiada. Su anterior visita fue allá por 1985, ya campeón del fútbol argentino y de América. Claro, entonces había máquinas de escribir y mucho humo de cigarrillos. Ahora, dominan las computadoras, pocas de escritorio, muchas portátiles. A los 70 años -los cumplió el 15 de octubre pasado-, sigue flaco como en sus tiempos de wing. Ahora, además, desborda de elegancia: traje azul, camisa celeste, zapatos negros, todo prolijamente cuidado.
José Pepe Castro cumplió 70 años el pasado 15 de octubre. Foto: Fernando de la Orden.
La convocatoria, cuatro décadas después, tiene el mismo motivo: hablar de todo un poco, pero en especial recordar aquel equipo de La Paternal que deslumbró a propios y ajenos en la década del 80. ¿El mejor equipo de los últimos 50 años? “Viste que comparar es difícil, en ese tiempo hubo grandes equipos con diferentes estilos: Ferro, Estudiantes, River… Pero Argentinos estaba un escalón arriba del resto”. Habla del campeón del Metropolitano de 1984, del Nacional de 1985, de la Libertadores de 1985 -este viernes 24 se cumplen 40 años del desempate que le ganó al América de Cali por penales en el Defensores del Chaco de Asunción-, del subcampeón de la Copa Intercontinental y del campeón de la Interamericana, ya en 1986.
– La Libertadores fue el punto alto de la historia de Argentinos. ¿Cuándo empezó a gestarse ese gran equipo?
-Con la llegada de Ángel Labruna, sin dudas. Después de pelear el descenso casi lo saca campeón. Tomó la decisión de no jugar más en la cancha de Argentinos y pasamos a ser locales en Ferro. El Feo era un fenómeno, tenía ojo, sabía armar el equipo y hacer los cambios. Y confiaba. Carlos Morete, mi amigo, me llevó a la casa de Labruna, quien sólo me preguntó si estaba bien del talón de Aquiles, la única lesión que tuve en mi carrera. Le dije que sí. «Bueno, andá a firmar, ahora llamo al club», dijo. Listo. El Nacional es nos escapó por poco: eliminamos a Boca, a River y perdimos con Independiente porque Enzo Trossero me sacó un gol en la línea. Lamentablemente después murió.
-Y en diciembre de 1984 salieron campeones con Roberto Saporiti. ¿Qué le aportó?
-Táctica y estrategia. Con Labruna todos nos sentíamos titulares, en las prácticas no nos hacía jugar de titulares contra suplentes. Todos creíamos que el domingo jugábamos. Luego elegía y no se equivocaba. Confiaba en la capacidad de resolución del jugador. Con el Sapo comenzamos a trabajar con jugadas a repetición, relevos, pelota parada. Además era muy motivador. Además, él necesitaba cambiar una mala imagen que se le había hecho, lo habían tildado de mufa por perder la final con Talleres ante Independiente con ocho hombres, Y los jugadores somos bichos: «Éste es el técnico, decíamos, que perdió con 8». Bueno, con trabajo, cambió esa imagen.
-En el 85 llegó José Yudica y en el primer partido golearon 8 a 0 a Central Norte de Salta. Ya eran un gran equipo pero ese año fueron más…
-Peor aún, mucho más trabajo de un gran tipo, leal, poco reconocido. Pulió una identidad de juego. Además, enseguida nos dijo algo clave: «Sé cómo ganarle a Ferro». ¡Nosotros no le podíamos ganar al equipo de Griguol! Nos atrapó. Además, ese equipo tenía lo que muchos hoy no tienen, un líder por línea. A veces eran alternativos, tanto en la defensiva, como en la gestación o en la definición. Y había, como decía el Flaco Menotti, pequeñas sociedades. Tenía hombres, identidad, entrega, vergüenza deportiva… Todo eso confluyó en 1985.
Final del Nacional 85, Argentinos le ganó 2-1 a Vélez y funcionó la ley del ex: gol de Pepe Castro para el Bicho.
-De los tres partidos con América de Cali, ¿qué momentos tenés guardados para siempre?
-Hay un par de cuestiones futbolísticas. Antes, el partido decisivo contra Independiente, que le dan un penal en el final. Peleábamos contra el equipo de Julio Grondona, del Pato Pastoriza. Hoy te puedo decir que no fue penal. Al árbitro Carlos Espósito le pateábamos los tobillos y no sacó ni una amarilla. Sabía que nos estaba bombeando. Ya de la final, el clima en Cali, una locura. No nos había pasado en toda la Copa. Toda la noche haciendo ruido en las afueras del hotel. Después, otras más humanas. En América atajaba Pelusa (Julio Falcioni), compinche de años en Vélez, y uno de los dos se iba a quedar sin título. No me olvido del salto que pegó el enano Emilio (Commisso) en el gol en la ida, en el Monumental, y tampoco del 2-0 que evitó Falcioni. En Cali, ellos marcaron el gol enseguida, Willington Ortiz… «La que se viene, decíamos». Era un hervidero el estadio.
Un 24/10, pero de 1985, el inolvidable Argentinos de Yudica se consagraba campeón de la Libertadores . Fue 5-4 por penales en la definición vs. América de Cali . Una de las mayores expresiones futbolísticas del país en las últimas décadas.pic.twitter.com/WOV9NfX3ZP
La Copa Libertadores comenzó en agosto y Argentinos compartió grupo con Ferro, Vasco da Gama y Fluminense. El Bicho ganó los dos partidos que jugó en el Maracaná. Igualó el primer lugar con el Verde y le ganó 3-1 el desempate. El grupo semifinal lo compartió con Independiente, vigente campeón, y Blooming de Bolivia. En el último encuentro venció 2-1 al Rojo en Avellaneda. La primera final se jugó el 17 de octubre en el Monumental y el Bicho ganó 1-0 con gol de Commisso. La revancha, el 22 en el estadio Pascual Guerrero de Cali, fue 1-0 para el América. Dos días después, en el desempate en Asunción, igualaron 1-1 (Commisso y Gareca anotaron los goles) y en la tanda de penales se impuso 5-4.
Vuelta olímpica en Paraguay
Argentinos Juniors Campeón de La Copa Libertadores de América 1985.#AAAJ pic.twitter.com/fTSYZijC5z
-Así como ganaron la Libertadores, perdieron la final del mundo por penales. Pero faltaban siete minutos y estaban arriba 2-1. ¿Pensás que tendrían que haber especulado algo?
-No, no cambio nada por ser campeón. Vos me decís, «volvamos el tiempo atrás y hay que cambiar». No cambio nada. La forma y el cómo no lo negocio. Hubo discusiones, es cierto, incluso el Checho Batista sugirió que Yudica durmió con ese tema, pero el Piojo tampoco iba a cambiar, su idea era innegociable. Lo que pasa que, bueno, ellos ya tenían diferencias de antes. ¿Cómo íbamos a cambiar si faltaban siete minutos y éramos campeones? No íbamos a ganar de cualquier manera. Ese equipo nunca perdió la identidad.
Una forma de ser
Pepe Castro siempre fue temperamental, cuando jugaba, cuando entrenaba y tras su retiro. Con algo no le gustaba, lo decía. No era sumiso. Tampoco ahora. Dice sus verdades, aunque molesten. No la caretea. En estos días, generó una polémica en el club en la previa de la cena-show que será este viernes 24 para celebrar los 40 años. No le gustó que le hayan reenviado un mensaje. Cree que es un destrato de la dirigencia. Le ofrecieron disculpas, las aceptó, pero la bronca le dura.
Esta es la particular invitación q recibo,un reenviado a mi whats app de un periodista referente (Tujschinaider)sin protocolo institucional,ni saludo,como merecemos aquellos q le dimos semejante logro “La Libertadores ” quizás los modos q uno maneja no condicen con estas épocas
Critica y elogia sin empachos. Remarca la diferencias que tenía con técnicos como Nito Veiga, Carlos Cavagnaro y Carlos Bilardo, entre otros. Elogia a César Menotti, a Yudica, al trinomio Antonio Cielinski, Juan Carlos Bermúdez y Antonio Montaño -subcampeones del Metro 79 con Vélez-, a Labruna.
Idolatraba al Beto Alonso y se lamenta no haber podido jugar con él en Vélez. Reconoce que cuando llegó al club Héctor Ártico, le guardaba rencor por todas las patadas que le había pegado cuando jugaba en River. «No me olvido, cordobés», dice que le dijo.
Tiene la memoria intacta de cada detalle de su carrera. Debutó ante Chacarita con Víctor Rodríguez como técnico y uno de sus primeros goles se lo hizo a Huracán, con varios campeones del 73. Recuerda, con acierto, que perdieron 6 a 1. Que no se llevaba bien con cierto ambiente del fútbol, que no le gustaban las bromas que hacían sus compañeros, «básicas, rudimentarias», y que por eso un día los echaron de la concentración de Luz y Fuerza, que el tacho colgado en la puerta cayó en la cabeza de un jubilado, que terminó ensangrentado. Dice que un médico de Vélez le quemó un pie con ácido, que era mala praxis y que prefirió irse libre que hacer un juicio al club.
#AAAJ Desde nuestra institución, le deseamos un feliz cumpleaños a nuestro campeón, José Castro
Metropolitano 1984
Nacional 1985
Copa Libertadores 1985
Copa Interamericana 1986
Gracias por ser parte de nuestra historia «Pepe» querido, que tengas un gran día
Se acuerda las delanteras que integró y aclara sobre la participación de Claudio Borghi. Cuando empezó era Castro-Roldán-Corbalán, luego fue Castro-Roldán-Damiano y finalmente Castro-Bianchi-Comas. Y en Argentinos fue Castro-Pasculli-Ereros, «no Castro-Borghi-Ereros». Pepe reconoce el talento del Bichi pero puntualiza que no ganaba partidos, que el hombre clave era el Panza (Hernán) Videla, en especial en las finales.
Fiel a su personalidad, remata la charla con otra sentencia polémica. «No voy a decir que el fútbol de antes fue mejor, pero puedo discutir puesto por puesto. Y como se jugaba tanto, con continuidad, tapabas un montón de jugadores, se tenían que ir, me pasó siendo titular cinco, seis años. Había jugadores pachorra, que hoy no sé si aguantarían la presión actual. Eso sí, Diego Maradona podría jugar ahora, pero Lionel Messi no hubiera sobrevivido en los 70 y los 80».
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